- Es esa clase de futbolistas que duele no haber visto jugar, por lo que tendremos que conformarnos con ver viejos vídeos de su época o fiarnos de lo que narren mis compañeros historiadores. El caso es que Manuel Francisco dos Santos, más conocido como "Garrincha", es conocido como uno de los mejores futbolistas de la historia.
Una vida llena de excesos le pasaría factura, aunque también disfrutó de lo mejor del balompié, siendo catalogado por todos como el mejor regateador de la historia, con dos campeonatos mundiales obtenidos en Suecia 58 y Chile 62.
Jugó para varios clubes brasileños, entre los que se destaca su paso por el Botafogo. Ejerció en Colombia con el Deportivo Popular Junior y tuvo un efímero paso por el fútbol europeo, fichando por un Red Star de Paris para el que nunca jugaría.
- Claro que fue objeto de deseo para los grandes clubes del viejo continente, siendo pretendido por Real Madrid, Juventus o Inter de Milan. Por Europa tuvo memorables actuaciones en las que encandilaría al público, pero nunca jugaría de forma oficial para ninguno de sus pretendientes.
Y es que Garrincha era un jugador que entusiasmaba a todos, un compañero de selección para "O Rei" Pelé, con quien siempre tuvo que ser comparado. Eso sí, nadie le pudo arrebatar la etiqueta de ser el mejor driblador del mundo, y eso que tenía ciertos problemas físicos.
Tenía las piernas torcidas, incluso una más corta que la otra, además de su evidente curvatura en la columna vertebral. Pese a esas taras, "Mané" era un extremo derecho de otro planeta, un hombre que hacía fácil lo difícil y ofrecía espectáculo en cada jugada. Siempre había que pasársela a Garricha.
Sus problemas con el mundo nocturno, el juego, el sexo, el tabaco, alcohol y demás, le llevaría a morir sumido en la pobreza el 20 de enero de 1983, en Río de Janeiro (Brasil). Ahí se agotaría el recuerdo de sus increíbles movimientos, sus pases y sus maravillosos goles. Tal fue su deterioro físico y problemas económicos, que en 1974 celebrarían un partido homenaje en su honor.
Este innegable talento del fútbol brasileño vendría al mundo en un municipio de Río llamado Magé, el 28 de octubre de 1933. Junto a catorce hermanos se crió en la pobreza, uno de ellos le bautizaría como "Garrincha".
Garrincha es una especia de pájaro feo, torpe y veloz que suele morar en la selva de Mato Grosso. Sin embargo, Mané no era tan fácil de cazar como esta ave que fue representada en su honor. Nadie regateaba como él.
Trabajó desde niño para poder adquirir balones para jugar al fútbol, aunque nunca pudo comprarse los ejemplares más caros. En una factoría inglesa encontraría la posibilidad de trabajar para ayudar a su familia y así llenar sus vicios personales, y es que Garrincha ya fumaba a los diez años.
En la fábrica había un equipo amateur en el que el joven tendría sus inicios. Pero Garrincha no podría llegar a jugar muchas veces para el Pau Grande Esporte Clube, ya que el entrenador temía que le lesionasen. Todos le superaban en físico.
Por ello, el de Magé se buscaría la vida para jugar al fútbol, razón por la que se uniría al Cruzeiro do Sul, y más tarde, al Serrano de la vecina Petrópolis. Para estos conjuntos haría sus primeros goles, y unas brillantes actuaciones que le llevarían a formar parte del Botafogo en 1953, con el que debutaría en la élite.
Todos pensaron que por su físico no triunfaría... Se equivocaron. Garrincha empezaría a brillar por la competición brasileña, de tal forma que a mediados de la década sería convocado por la denominada "Selecção".
En poco tiempo ya era bicampeón del mundo y todos los poderosos clubes querían hacerse con sus servicios. Para el Botafogo fue la estrella durante más de una década, cumpliendo con 84 goles en 238 partidos. Desde luego, en otros clubes no le iría mejor que por Botafogo.
Su carrera iba claramente de más a menos, razón por la que acabaría fichando por el Corinthians en 1966. La fama y sus excesos con la vida le jugarían una mala pasada, algo que se notaría en su deterioro físico.
Garrincha es considerado como el mejor regateador de la historia. |
- Aquel pajarillo volaría cada vez más bajo, con opciones de probar en el fútbol europeo tras su fracaso en clubes como la Portuguesa, el Junior colombiano y el Flamengo, en los que Garrincha no pudo dejar su sello goleador.
Viajó a Francia para fichar por el Red Star de París, pero allí nunca se le vería jugando al fútbol y retornaría a su Brasil natal, donde acabaría su carrera futbolística con el Olaria en 1972. El declive de su vida daría para un enorme libro.
Aún figura en el octavo lugar del ranking como mejor futbolista del siglo. Para la selección brasileña jugó 50 partidos e hizo 12 goles, acudiendo a las importantes citas mundialistas de Suecia 1958, Chile 1962 e Inglaterra 1966. En las dos primeras, Garrincha fue campeón del mundo con la "Canarinha".